México. Fundación Signos Solidarios.
Kalli Luz Marina, A.C. es una contraparte de Fundación Signos Solidarios. Desde la fundación se ha apoyado varios proyectos presentados por dicha organización.
Kalli significa casa en náhuatl y es una organización civil que promueve y defiende los Derechos Humanos de las mujeres indígenas de la región de las altas montañas en el Estado de Veracruz, México; una de las regiones más pobres en el país fomentando una cultura de denuncia y respeto a la dignidad humana.
Desde 2007 las fundadoras de la organización, mujeres nahuas de la sierra de Zongolica y Misioneras de la Inmaculada Concepción han generado acciones para la erradicación de la violencia de género y fortalecimiento de la igualdad. Un trabajo realizado en comunidades y municipios de la Región de la Sierra de Zongolica. Con los años se han ido sumando personas que han fortalecido la organización y juntas han seguido impulsando el tránsito de otras mujeres hacia una vida digna y con derechos.
Valentina, promotora, “Mi vida ha cambiado mucho, porque he perdido el miedo de hablar en público, platico con otras mujeres sobre autoestima y valores. También he aprendido a cuidar de mi vida, mi salud, mi cuerpo, etc.”
KALLI se ha convertido para las mujeres en refugio y sinónimo de derechos humanos.
Desde su fundación, la organización ha trabajado en áreas clave como:
- La formación y desarrollo de habilidades a mujeres para su empoderamiento económico y el derecho a un trabajo remunerado generando condiciones materiales para ello, accediendo a bienes y recursos de la comunidad a través de prácticas propias de los pueblos indígenas como la crianza amigable de gallinas y el consumo responsable. El enfoque de derechos humanos está presente en los procesos de formación y capacitación que se acompañan desde Kalli.
- Posibilitar el acceso a la justicia social e institucional sin discriminación, a mujeres indígenas y campesinas víctimas de violencia de género, a veces enfrentando a los servidores públicos que en muchas ocasiones violan los derechos de las mujeres indígenas.
- Capacitar a las mujeres para la prevención y atención de casos de violencia desde su propia experiencia, cosmovisión y lengua, a través de La Red de Promotoras Comunitarias por los Derechos Humanos de las Mujeres. El proceso de participación en la Red ha llevado a sus integrantes a convertirse en sujetas activas, con capacidad de propuestas y de trabajo organizado.
- Talleres con hombres y mujeres adolescentes. Talleres de masculinidades. A través de ellos se ha ofrecido información sobre aspectos relacionados con la violencia de género e iniciar un proceso de concientización y sensibilización acerca de la misma, además de promover que identifiquen su responsabilidad y dejaran de producirla.
Miriam, 40 años, “Aprendía a valorarme a mí misma y aprendía a darme mis derechos y pues más que nada antes me quitaban muchos derechos, yo quería antes trabajar, vender, y no me dejaban mis hijos, pero ahora ya les platiqué y les digo lo que yo aprendí en los talleres de Kalli, que nosotras también tenemos derechos, los mismos derechos que tiene un hombre.
Estas iniciativas culminan también en foros intermunicipales que reúnen a autoridades y promotoras para discutir estrategias efectivas de intervención. Muchas mujeres han pasado de ser víctimas a convertirse en agentes de cambio liderando iniciativas para transformar sus realidades y las de otras mujeres.
El enfoque integral de la organización incluye atención psicológica, jurídica y social gratuita para mujeres en situación de riesgo. Este modelo holístico no solo brinda apoyo inmediato, sino que también empodera a las mujeres a largo plazo, ayudándolas a recuperar su autonomía y dignidad.
Valeria, 57 años, “Fui a Kalli porque vivía violencia con mi esposo, me maltrataba y me ofendía siempre. Mi nuera me llevó a Kalli y ahí hablé con la psicóloga y con la abogada, que me ayudaron a salir de esta violencia. Me sentí acompañada y las promotoras traducían lo que yo quería decir sobre mi problema. Me ofrecieron información y orientación de parte de la abogada y las promotoras. Ellas me hablaron de mis derechos y me ayudaron a darme cuenta que no tenía que seguir viviendo de esa manera. Siempre fui acompañada de la abogada para hacer mi denuncia en Zongolica. No me sentí sola.»
A lo largo de la trayectoria de Kalli se ha logrado construir redes sociales muy amplias debido a la coordinación y comunicación que existe entre el equipo y las diversas instancias con las que mantienen relación. Kalli ha avanzado junto con las mujeres capacitadas, en el fortalecimiento de una cultura de derechos y de denuncia.
Es importante que las mujeres de estos contextos desarrollen formas diferentes de ejercer el poder y de hacer política y de esta manera seguir fomentando La Red de Promotoras Comunitarias de los Derechos Humanos de las Mujeres, para que la legitimidad que posee la violencia hacia las mujeres indígenas, pierda presencia y en su lugar se fortalezcan las ideas, valores, prácticas y leyes que dignifiquen a las mujeres nahuas de la Sierra de Zongolica.